domingo, 17 de diciembre de 2006

Inés María Martiatu - Escritora Afrocubana



Inés María Martiatu Terry, La Habana,1942.

e-mail: inesmartiatu@cubarte.cult.cu

inesmartiatu42@gmail.com

Investigadora teatral, Narradora y Escritora. Licenciada en Historia por la Universidad de La Habana, realizó estudios de Música, Etnología y Teatro. Ha participado en eventos e impartido conferencias tanto en Cuba como en el extranjero.
Sus trabajos han aparecido en publicaciones especializadas, antologías y en Enciclopedias, en países como Canadá, Estados Unidos, México, Venezuela, Colombia, Perú, Argentina, Guadalupe, Reino Unido, España, Alemania e Italia.
Ha publicado, entre otros, "El Caribe, teatro sagrado, teatro de dioses", (monográfico) en El Público, Madrid,1992; "Teatro de Eugenio Hernández", Editorial Letras Cubanas, La Habana, 1989; "El rito como representación"(Ensayos), Ediciones UNION, La Habana 2000; "Algo bueno e interesante" (cuento), Editorial Letras Cubanas, La Habana,1993, "Una pasión compartida: María Antonia", (colección de Ensayos) Editorial Letras Cubanas,2004.
En 1984 obtuvo el Premio de Crítica de la Revista Tablas; en 1990 el Premio de Cuento "De tema femenino" otorgado por el Colegio de México y la Casa de las Américas.
En el 2002 la Beca Razón de Ser, instituida por la Fundación “Alejo Carpentier” para la investigación y la creación literarias.
Recibió la Distinción por la Cultura Nacional, que otorgan el Ministerio de Cultura y el Consejo de Estado.



"El Rito como representación" - Teatro Ritual Caribeño

Autor
Inés María Martiatu

Reseña
"El Rito como representación": Este Libro recoge un conjunto de trabajos en los que su autora profundiza en las raíces y desarrollo posterior del teatro ritual caribeño, el cual está vinculado a la cultura popular tradicional. Inés María Martiatu es una reconocida investigadora teatral y ha recibido el premio de crítica de la revista Tablas en 1984.

Estas puestas en Escena se engarzan a los sistemas mágico-religiosos de honda raíz africana (Santería, Palo Monte, Vodú, Espiritismo), a las Fiestas populares como el Carnaval, los títeres y al poco conocido trabajo de experimentación con las técnicas de actuación de los posesos. Obras como "María Antonia" de Eugenio Hernández Espinosa, "Baroko", del Cabildo Teatral Santiago, "Chago de Guisa y Ruandi", de Gerardo Fulleda León, entre otras, son exponentes de un Teatro y una danza ricos en elementos de la cultura popular caribeña.


Otros Títulos publicados: "Wanilere Teatro" (fragmento)

"Teatro de dioses y hombres" (Prólogo)

Wa-ni-ilé-ere quiere decir en yorubá “tomar parte en las convulsiones de la casa de las imágenes”, según Fernando Ortiz (Ortiz, 1981) Es la casa en la que se realiza la representación. Sinónimo de güemilere , también wanilere o wemilere.. Esta es la fiesta ritual de la Santería, la más grande de todas y la única que tiene carácter público e incluye la danza. Esta fiesta ritual tiene un marcado carácter teatral por lo cual hemos escogido ese nombre para nuestra antología. El wemilere tiene su propia estructura dramática que está regida por el Oru de Eyá Aranla. Un oru es una especie de suite de música yorubá. El wemilere es una representación, una fiesta eminentemente teatral, incluye la poesía, la danza, el canto, la pantomima, la acrobacia, la actuación, el vestuario, en fin todos los componentes de lo que sería una puesta en escena. Teatro sagrado por su función religiosa de comunicación entre orichas y hombres, teatro total. Pero el título de esta antología, Wamilere, aunque se refiere a la ya citada fiesta ritual de la Santería se ofrece aquí en su carácter simbólico expresando todo lo mitológico y ritual que se aprecia en nuestra cultura, no sólo la tradición yorubá, sino la bantú, la Abakuá, el Vodú, las del espiritismo y otros misterios. Toda esa amalgama de creencias y tradiciones que se cuecen sin cesar en el “ajiaco”, en esa transculturación inacabable que nos define.
Las fuentes orales son las principales que han nutrido la dramaturgia surgida de las tradiciones de origen africano que forman parte de nuestra cultura. La oralidad ha sido una condición fundamental en la trasmisión de la mayoría de los elementos que conforman la cultura caribeña. Religión, costumbres, tradiciones, historia, se han conservado y trasmitido de forma oral. Es sabido que el esclavo, despojado de todo elemento de cultura material, sólo trajo consigo cerebro, corazón y la praxis enraizada en la tradición de la trasmisión del conocimiento por vía de la oralidad. (Martiatu,2000,p.152). Esta es la razón por la cual logró reconstruir, un acervo que está presente entre nosotros hasta hoy. Tuvo que superar formidables dificultades tales como el desarraigo violento de su medio, el cautiverio, el régimen carcelario de la plantación, y la desorganización de sus instituciones familiares y sociales. Es en este acervo trasmitido de forma azarosa que encontramos la concepción del mundo y la sensibilidad de las masas no marginales, sino marginadas de las instancias de poder y de las instituciones que detentan el discurso cultural hegemónico europeizante y elitista en el Caribe y en el resto de América Latina.



Con la publicación de esta antología, con estas obras y estos autores reunidos aquí, se hace más visible si es posible la realidad de un teatro ritual caribeño. En Wanilere teatro se cumple un sueño de muchos años de investigación y de publicaciones de textos críticos y ensayísticos referidos a este teatro. Con esta antología culmina una etapa de creación que aunque tiene antecedentes anteriores, se desarrolla, como sabemos, a partir de los años 60. Pero sobre todo culmina también una etapa de investigación y de esfuerzos encaminados a la elaboración de un discurso teórico-crítico que incluye la Antropología, la Historia, la Sociología y una estética
particular y adecuada a estos temas. Discurso éste muy alejado del de muchos textos teatrológicos que, al igual que la mayoría de nuestra crítica artístico-literaria habían olvidado, marginado o excluido y hecho poco menos que invisible la importancia de estos temas en el imaginario cultural y teatral cubano.
A partir de antologías como ésta ya no podrán ser vistas como obras aisladas. Cada una en su individualidad y todas en su conjunto conforman un campo literario reconocible y fundamental en el teatro cubano.



Realización de Selección y Prólogos:
"Cimarrones y rebeldes. Esclavitud y resistencia en la Obra de Gerardo Fulleda León"


Selección y prólogo: Inés María Martiatu. (fragmento del prólogo)
"La obra de Gerardo Fulleda León, Santiago de Cuba(1942), se inscribe en una etapa fundacional del teatro cubano contemporáneo, la eclosión de los años 60´ del pasado siglo XX. Este ha sido el momento más importante de reconocimiento del aporte del negro y de la influencia de las culturas de origen africano en la cultura cubana que ya había tenido su momento inaugural con la vanguardia artística y literaria de los años 20´ y 30´ de ese mismo siglo. Fulleda es Licenciado en Historia por la Universidad de La Habana y fue alumno del ya mítico Seminario de Dramaturgia del Teatro Nacional de Cuba, en los años 1960.
Con esta obra el dramaturgo sortea las dificultades de tratar un tema como éste. Ruandi es un niño eslavo que vive en una plantación del siglo XIX cubano con todo lo que esto implica. Pero Fulleda nos lo muestra pleno de imaginación y de amor. Con unas tiernas relaciones con su abuela Minga, con los animales domésticos y hasta con la niña blanca de la casa. El dramaturgo nos dice que Ruandi es una historia de amor y no del “amor a secas”. En este personaje está el amor a la libertad. El niño Ruandi quiere escapar de su cautiverio y como niño al fin en su determinación desempeña también un papel importante, la aventura. Sin crueldades excesivas, el dramaturgo nos muestra su lucha y su aprendizaje a través del camino que tiene que recorrer para alcanzar el palenque, la libertad posible. Los personajes que encuentra, animales que hablan como en las fábulas y el monte mismo, la naturaleza, le sirven paso a paso. Lleva consigo el amor y el recuerdo de la abuela y la niña amiga que lo sostienen en su empeño"


"Eugenio Hernández Espinosa: Una Dramaturgia propia"

Fragmento del prólogo a su Teatro escogido en dos tomos
Muchas veces tratamos de descubrir cuáles son los elementos más importantes que van conformando la sensibilidad de un artista. Después de todo, hay experiencias que son comunes a otros que no sienten la necesidad de la creación. En Eugenio fueron todos estos elementos de su historia familiar —el padre blanco, de procedencia humilde, tabaquero y pintor de brocha gorda; la madre negra, ama de casa, murió cuando el hijo se empinaba a sus 12 años— y, sobre todo, la casualidad de su nacimiento en el Cerro de 1936, uno de los barrios más emblemáticos de La Habana. («El Cerro tiene la llave», se dice popularmente. Tal expresión demuestra el orgullo y ese sentimiento de pertenencia.) Quizá porque en el Cerro se mezclaban las grandes tradiciones culturales populares —ha sido cuna de comparsas como El Alacrán y allí conviven la rumba, el bembé, la violencia, el amor como se manifiesta entre esa gente humilde de pueblo— o por la influencia de la vida en el solar donde —como escribe Alberto Curbelo— «los más apagados suspiros y quejidos de placer o de dolor llegan a oídos del vecino», de ahí que sea «también una extensión de los espacios públicos. [...] El pobre, que apenas tiene un cuarto por vivienda, desposeído de su intimidad, se ve obligado a compartirla, a exponerla...»

"Una Pasión compartida: María Antonia"
"En la noche del 29 de septiembre de 1967, en el Teatro Mella de la calle Línea, en el Vedado, escenario emblemático de grandes acontecimientos escénicos, irrumpió un espectáculo estremecedor que habría de conmover a todos: la puesta en escena de María Antonia, de Eugenio Hernández Espinosa, bajo la dirección del maestro del teatro cubano Roberto Blanco. De más está decir que esta obra sorprendió, emocionó y escandalizó en algunos casos al público que se ponía también en contacto por primera vez con el texto escrito tres años antes por el dramaturgo. Se polarizaron inmediatamente defensores y detractores. No era posible la indiferencia. Personajes hasta ese momento marginados de la escena llegaron a ella con su presencia, sus expresiones, la música de los tambores batá, los cantos y rezos de las ceremonias de la Santería y las contradicciones que les llevarían irremisiblemente a la tragedia.

Se daba a conocer así con éste, su primer estreno en el teatro profesional, un dramaturgo desde entonces imprescindible, Eugenio Hernández Espinosa. En 2004 se cumplen cuarenta años de la creación de María Antonia. Este autor, que ha partir de aquel momento nos ha ido legando una obra prolífica y significativa, como sabemos, es considerado uno de los dramaturgos vivos más relevantes del teatro cubano y figura significativa en el ámbito iberoamericano y caribeño"



1 comentario:

Anónimo dijo...

Magnífica oportunidad de acercarnos a una Obra tan extensa e interesante!
Marta Rosa